Es muy común apreciar en la actualidad una nueva excusa usada por una gran cantidad de personas con la finalidad de desentenderse del ejercicio de pensar, reflexionar, crear e innovar, una muletilla quizás que en tiempos pasados la enfocábamos desde la religión, y que surgía con el famoso: “esta escrito en el libro sagrado por lo que debería ser verdad”. En la actualidad sin embargo hemos reemplazado al dogma de fe con un dogma científico absoluto y todo sapiente: “esta científicamente comprobado, por lo que debe ser verdad”.
Nuevamente pasamos la responsabilidad de nuestras vidas a terceros, eso alimenta la razón dando rienda suelta -nuevamente- a la falta de originalidad y las ansias de pertenencia con la masa bipolar.
Lo cierto es que eso que llamamos ciencia nos resulta útil de muchas maneras practica y que incluso nos da herramientas para experimentar en el instante en el cual nos recuerda la importancia de la experiencia mediante las bases del método científico, sin embargo su método de comprobación se basa en el control de las variables observables en ambientes de laboratorio que escapan con sobradas zancadas a lo que es la vida real donde el observador define los ingredientes de la realidad.
La verdadera ciencia duerme en la creación del mundo que surge del observador que a través del dominio de las variables internas mediante un sistema de flujo energético crea experiencia, generando a si realidad.
Lo anterior no se puede controlar en un laboratorio, no se puede comprobar mediante la generalización de un proceso, más cuando es sabido, incluso por la comunidad científica imperante el hecho irrefutable que como conciencia material no percibimos siquiera el 1% de la información de las variables que rigen la realidad, sin embargo insistimos de manera majadera, en adorar aquello surgido entre cuatro paredes mediante la ciencia de la física clásica y su lógica material, reduccionista y marginal.
La real ciencia se mueve en ti, en mí, en cada diferencia la cual alberga el mecanismos de los mundos de creación, el intelecto y la emoción que origina la acción, no te escudes en la ciencia del mundo exterior, descubre la ciencia que hace funcionar tu mundo interior ya que ahí se forma la materia, el tiempo y el espacio que vives cada día en tu normalidad.
Esto es solo un extracto de un innovador programa de aprendizaje titulado: La mecánica de las creencias; el proceso de la creación
Te esperamos en nuestra aula virtual para que conozcas una muestra de eso que hemos construido para tu desarrollo personal y profesional.
Rodrigo Oyarzun G
Tucoachescritor